jueves, 3 de marzo de 2011

Fémina

03/04/11

Para Amelia, en el día de su 60° Cumpleaños.

Dichosa sos, dichosa seas por siempre!!!!

Fémina

Grácil y saltarina como ardilla montaraza, pasea su figura enérgica por cada esquina paceña, por cada barrio humilde, por cada hogar de La Feria.

Trajo, con la sangre de su Gualeguaychú natal, una valija llena de músicas sentidas, obras de teatro, festivales y rebeldías juveniles, que perduran y se hacen más intensas y estilizadas en su madurez.

Eligió acompañar, como educadora, a niños con desafíos de vida complejos, y lo hizo con integridad: enseñó colores, "este es el mayor, este es el menor", limpió mocos, lavó traseros infantiles, sirvió desayunos y llegó , en su audacia, a coordinar velorios... como parte de una alegre compañía de amazonas mansas y sabias.

De un primer amor, le cuajaron cuatro frutos. Masculinos, viriles, exquisita mezcla del País de Gales, Hamburgo, Gualeguay e Ibicuy de la América profunda y creadora. La más noble estirpe de La Feria paceña, salvaje, genuina, profundamente argentina.

Me lleva a remar, y desde nuestras frágiles piragüas en los atardeceres sublimes del Paraná, le cantamos a dúo a su hermano gemelo, el Uruguay de los pájaros de sus mocedades.

Hoy , cultiva lirios y rosas con manos verdes de hechicera entrerriana, abre su hospitalidad amorosa a viajeros que se alimentan y descansan en su alegre Posada del Pan y la Manteca , y es artista tejiendo redes alborotadoras con todo el pueblo.

Niña salvaje, moza, doncella abierta al amor maduro, madre, amiga indispensable, ciudadana del compromiso solidario e inteligente, bruja sabia del alma.

Sencillamente , Mujer, hija del Amor y de la Vida. Amelia de Las Ferias, nobleza gaucha, nacional y popular.

Emma Violeta Chauvy



A Andreé Ana, an ancient muse...

03/03/11

 

 

Un recuerdo, un presente,  inspirado por mi tia del lado paterno, quien nacía un 3 de Marzo hace unos 90 y pico de años. Ya está en  su lugar, y desde allí me acompaña.

 

  A Andreé Ana, an ancient muse...

 

Sofisticadamente femenina, usó zapatos de tacón fino y mediano, y vestidos traídos de París. 

Gustó de cortes elegantes, de sombreros delicados, de collares de princesa británica. 

Tocó y cantó al armonio, en una danza cósmica donde manos, pies, voz y emoción  se unían y fluían en una música gloriosa y etérea. 

Venida de la lejana Helvecia, aprendió el español y lo enseñó a atentos gurises de las cuchillas montieleras, que volaron a otros mundos, los reconocieron, bajaron a tierra y se pusieron en acción.

Con amor y facilidad para las lenguas, habló su francés nativo, un inglés exquisito, su castellano adoptivo y bien pronunciado, y chapuceó dignamente el italiano y el alemán. Quizás  porque la vida no le dió la oportunidad, no ingresó al mágico mundo de nuestro guaraní... 

Vanguardista de las medicinas del Siglo XXI, en los 60 usó péndulos intuitivos, fuerzas sublimes que utilizaron sus manos como canal, la escucha atenta y amable, los alimentos sanos y equilibrados, el Sol como fuente superior de energías sanadoras cotidianas. 

La incomprensión del medio y la época que eligió para vivir, hicieron que buscara refugio en un mundo propio del que salió en una muerte acompañada, digna  y en paz. Rumbo a la luz que siempre fué su morada interior. 

En una foto que hoy alumbra mi camino y mi dormitorio, me mira con ojos de tía amorosa, y yo sonrío con mis felices 8 años, plena y reconocida. 

Me reconozco en parte en vos, Tante Andreé, Tatén. 

Dos mujeres, que compartimos sangre y caminos pioneros de salud.

Intensas y plenas. Integrales e integradoras siempre. 

Con mucho amor, en donde estás,

 

Emmita  ayer,  Emmavioleta Del Monte hoy...

De heridas y saludes


02/ 02/11


De heridas y saludes


No sólo los insultos hieren.


También rompen la piel del alma la indiferencia hostil, el abandono desolador, la negación del valor del otro y su camino, sean intencional o no.


Desgarran las palabras arteras, la envidia oculta en el sarcasmo, las rivalidades encubiertas en el desprecio repetido y sutil.


Nos deshilachamos en tristeza ante la mirada que no mira ni ve, el oido que no escucha ni interpreta, la palabra que deslegitima y anula, el silencio ante el pedido de presencia.


Hieren la ausencia de calidez humana, de mano suave, de abrazo hermano.


Aliena la aceleración elegida como hábito que no nos deja acompañarnos y mostrar nuestra divinidad humana.


Lastiman las corazas que no dan lugar al acercamiento tan esencial a la especie.


Y allí están ellos, siempre ellos. Zeus y Gaia.

El , tan cálido con su caricia dorada. Con su calor dador de naranjas jugosas, aguas tibias de arroyos y girasoles mandalicos. Con toda su corte de planetas bailando a su alrededor, dándonos sus energías sutiles y determinantes de desafíos y fortalezas.

Ella.Presta al tierno consuelo, con su tacto áspero e ineludible.


La Pacha. Mansa, oscura, mujer. Con la palabra amiga que aparece en el momento justo y en el lugar oportuno, para que las lágrimas puedan lavar el dolor y llevarse el resentimiento.


Ella, con sus regalos atentos de rojas verbenas silvestres y grillos en concierto de verano, que nos legitiman y nos honran como seres humano integrados.

Todavía tan ignorada, tan poco entendida, tan maltratada, tan desconocida.


Tan ignorada, tan poco entendida, tan maltratada, tan desconocida.


Tan sabia, tan generosa, tan perdonadora, y tan amante, tan... siendo siempre ella.


A las fieles amigas y amigos que en mis tiempos de desafíos siempre están allí para decirme que las humanas y los humanos aún existimos, pese a los intentos de negación de nuestra sana identidad de especie. Y a Tata Inti y la Pacha Mama, Gaia, que nos inspira, nos nutre y nos hacen guerreras y guerreros del amor y de la vida.


Pido perdones una vez mas por las heridas que infligí, aunque no sean a veces bien recibidos ni comprendidos.


Y perdono día a día las heridas que recibí y que Tata Inti y la Pacha Mama se encarga de sanar.


Propongo la distancia como actitud ante el maltrato.


Y digo que este mundo es mejor si somos concientes y reconocemos las veces que herimos y nos herimos, y si tomamos distancia saludable de las personas que nos hieren con sus actitudes. Y por sobre todo, de nuestros propios aspectos que nos lastiman.