viernes, 11 de noviembre de 2011

El amparo, el cuidado y el amor me los doy yo !!!

"...todas las voces, todas...todas las manos, todas...toda la sangre puede ser canción en el viento..."!!!!...canción con todos...

...porque tu forma de dar luz y amor, es única, irrepetible, exclusiva...

                          ...porque dar cultura y juegos , es dar amor y amparo...

....porque ves y nos mostrás el mundo con tu forma de ver particularísima y personal...
 ...porque te determinás a construir con otros un contexto comunitario saludable para vos y los tuyos...


...gracias por ser parte de mi amparo, mi dicha y mi paz cotidianas!!!


11/11/11

El amparo, el cuidado  y el amor me los doy yo !!!

Muchas o todas las personas que me están leyendo han vivido o viven aún el sentimiento de desamparo.
Es un sentimiento muy complejo de asumir y reconocer desde un adulto o adulta que se dice “maduro”.
Este sentir aparece subyacente cuando adopto conductas o actitudes que me enferman o me colocan al filo de la desdicha: la sobrecarga laboral, la ausencia de pausas, la parálisis en la búsqueda de pares que me sean de soportes afectivos y emocionales saludables, las adicciones no tratadas integralmente, la negación al corte y a la disolución de vínculos enfermizos, la negación a buscar quien me acompañe adecuadamente a cuidar de mi vida espiritual, psíquica y emocional, el bloqueo en la actitud de hacerme cargo de mi subsistencia física...en suma, la negación a verme como un adulto o adulta responsable 100% de mi dicha y mi bienestar cotidianos.
Cuando hemos vivido en nuestra niñez situaciones de desamparo, debemos resolverlas saludablemente para poder realizarnos y ampararnos a nosotros mismos.
La resolución pasa, en primer lugar, por aceptar y asumir lo que ya fue: si hubo desamparo, hubo desamparo. Y punto. No niego, sino que reconozco, asumo mi herida.
Y luego procedo a sanarla. Aceptando que quien me desamparó y me hirió también sufrió lo propio. No lo justifico, sino que lo comprendo y lo perdono. Comprendo que esa persona en ese contexto era ignorante de cuanto daño se hacía y me hacía.
Ignoraba que su actitud de desamparo físico, emocional, psíquico o espiritual, tenía tantas consecuencias en ese niño o niña que era yo.
Observo, perdono y me libero. Suelto. Y corto ese lazo que me ataba a un pasado doloroso.... que ya pasó!!! 
 
Y amo a quien me hirió, en su dolor y en el amor que me pudo dar. Poco o mucho, acepto lo que fue. Lo tomo. Fue el amor que me sustentó en mi niñez. Y el que me trajo hasta acá. Junto con otra infinidad de amores. De múltiples formas y apariencias.
Y observo que quizás también yo me abandoné, me desamparé. No me di los cuidados adecuados, no me amé con la intensidad y el compromiso que me merecía, no tomé las mil y unas posibilidades de amarme y cuidarme que la Vida puso en mi camino. Observo mi propio abandono, y me perdono. Perdono mi ceguera, mi autoconmiseración, mi necedad, mi obstinación, mi sordera ante las palabras juiciosas de la Vida, mi actitud de taparme los oídos cuando mi cuerpo pedía a gritos pausa, paz, descanso, distensión, amor, dulzura, alegría...
Hoy, mi madurez me acompaña a ampararme.
De todas las formas y maneras posibles. Me abro de corazón a recibir los cuidados amorosos de mis semejantes, los que la Vida pone en mi camino, aquí, cerca, a mi alcance, livianos, alegres, nutritivos, sanos. Siempre hay alguien y algo sano cerca.
Los tomo, los hago míos.
Me reconozco importante.
Simplemente, por Ser Humana.
Porque Dios y la Madre Naturaleza decidieron darme la vida.
Porque ahora reconozco en mi una luz única que debo transmitir a mi entorno.
Porque debo transmitirte esto: que vos tenés una luz única que dar a tu comunidad, a la Humanidad, a la Tierra. Una palabra que es solo tuya, un saber personal, una forma de hacer y de amar exclusivamente tuyas.
Por eso: porque valés, porque sos importante, porque sos necesario, porque sos única.
Date todo el amparo y el amor que te hagan falta, hoy y siempre.

                          Emma Violeta Chauvy Barolin