miércoles, 13 de marzo de 2013

Construcción del paraíso: instrucciones para pioneros

Construcción del paraíso: instrucciones para pioneros

“El sueño se hace a mano, y sin permiso, arando el porvenir con viejos bueyes”.
Silvio Rodríguez.
Ingredientes fundamentales: amor, deseos, arte, poesía, música, colores, danza, disciplina, humildad, unión, sueños… y gente buena, hermosa gente que porte y aporte estos dones.
Convóquelos en un único tiempo y espacio, y acuerden una meta en común. Cerquita, de corto alcance. Conflúyalos en armónica unión, escúchelos, registre cada propuesta, cada idea creadora, pode con discreción y encanto cada brote seco de rivalidad sin sentido, cada flor marchita de dolores añejos, y riegue con abundante orden y organización.
Alinee su tribu de paz con valores de honestidad, amor, alegría y compromiso, y concuerden entre todos el sentido del quehacer conjunto. Ponga en blanco sobre negro la misión del grupo de pioneros.
Incítelos al vuelo, y la visión cuajara en el firmamento como estrellas vivaces. Luego, el delicado arte de la construcción terrestre, la ingeniería de las comunicaciones, las citas programadas, las pequeñas grandes acciones.
Dé un espacio en su empresa a lo Divino, ello conspirará con encuentros inesperados, sinergias poderosas y sincronías mágicas.
Y recuerde agradecer siempre al Cielo y a la Tierra los planes del Universo.
Si la primera vez no sale bien, supere la frustración, analice los errores, y empiece de nuevo con más fe, esperanza y dedicación.



Éxitos y felicidad!!!.

viernes, 8 de marzo de 2013

Tormento y luz

Tenía la lengua seca y blanca.
Ya no sabía los meses que llevaba caminando sin beber.
El final tan temido parecía cercano. Morir de sed…
Cada dos o tres días aparecía una pequeña brizna de hierba, que Dióscora comía con delicada veneración.
Su mente femenina hablaba con la Tierra y el Sol pidiendo justicia y misericordia.
La explosión había espantado las nubes.
Su dolor de mujer no escuchada le retorcía el estómago de a ratos.

Dióscora siempre había hablado de precaución y cautela. Pero la mayoría de los atlantes modernos no entendía ni atendía sus ideas moderadoras. Estaban hipnotizados por los destellos de las nuevas tecnologías, y se creían omnipotentes. Soberbios y arrogantes ante la humildad quieta de lo Creado.
Y había sucedido el infierno.
El barro reseco y craquelado rezaba una oración de piedad en los pies de Dióscora. La desolación era fantasmal.


Lo vio, deslumbrada por el Sol de la tarde que se iba. Y ante ella se hizo la luz, la luz de su esperanza. El escarabajo, minúsculo ante la soledad. Lo tomó en su mano, lo miró embelesada. Sabía que el insecto solo vivía donde había humedad.
Se prosternó ante la divinidad que la había sostenido hasta acá. Gaia. La Vida. Madre Natura. Así quedó largo rato.
Un nuevo orden de paz comenzaba a instaurarse en su interior.
Por el este, La Luna comenzaba a levantarse.