miércoles, 11 de julio de 2012

La gratuidad




15/04/12


La gratuidad


Suelo pasar por el café de las Termas paceñas muy a menudo.

El café, es llevado adelante por Rodolfo, Rodo, un correntino urbano que inició un sólido idilio con La Paz, mi ciudad costera.

Lo singular, es que yo tomo mi delicioso cafecito de rigor, o mi sustancioso y fresco vaso de leche... gratis!!!

A veces no llevo dinero, porque ando caminando y me gustan las manos sueltas, y Rodo me lo ofrece de corazón.

Otras veces, voy a bañarme a las Termas, con sus aguas tibias y salinas. Tomo mi leche, y Rodo se niega a que cobrarme. Sus ojos claros me lo ofrecen con placer, y yo lo tomo con alegría y gratitud.

Reflexionaba, conmovida y alegre, qué motiva a mi amigo a ese gesto de amor, y es eso, simplemente su amor. El reconocimiento agradecido a la Vida por la abundancia de su presente: afectos, un excelente lugar de trabajo, una vida plena de sensibilidad, plantas, perros...

Francisco, mi hijo, estudiante de Economía, me cuenta que en su grupo de universitarios, donde comparten ideas, hay una que ronda, y mucho: el dinero no es una buena invención, y hay tendencia a que por la capacidad productiva que se ha desarrollado en el mundo, este, el dinero, desaparezca con el tiempo, y que cada ser humano tenga lo que se merezca y necesite para vivir con dignidad y tranquilidad.

Una idea fuerte, que interpela los cimientos mismos de nuestra cultura, y de sus creencias y formas.

Mi amiga, La China, me habla de la “gratuidad de Dios” o la Vida, como querramos llamarlo. Y veo que es así, Dios nos da todo lo mejor gratis: valores, educación, afectos, capacidades y cultura de amor, fe y esperanza.

Sólo está en nosotros abrirnos y tomarlo.


Emma Violeta Chauvy Barolin


1 comentario:

  1. Muy bello relato, preciosa reflexión ...un abrazo

    Ricky Glew

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