Los tamales y las humitas se abren, sabrosos, a nuestros ojos y nuestro paladar...
Ramona y yo, Mujeres de la Tierra, no nos alimentamos de piropos...!!!
El color del Altiplano es reserva de cultura, es Tierra hecha trama: abriga y sana...
Los Colorados del Monte, humanidad digna que cuida y camina.
Nos recibieron ahícito no mas, cuando llegamos a la Plaza....Honradas!!!
07/06/11
Salta la de la Madre Tierra
Cuando llegamos a la Salta en flor, salimos con Ramona a conocer las profundidades, lo oculto, lo que no se ve.
Lo que en otros lados no se muestra, Salta lo exhibe orgullosa y plena.
Al llegar a la Plaza, nos recibieron los Colorados del Monte, gallardos, morenos, viriles. Pueblo que marcha. Emocionaba la hidalguía criolla, el mestizaje hecho corazón y patria. Potencia americana impresionando el alma.
Después de conocer la Catedral fuimos al Mercado. La Pacha nos halagó de entrada con un aroma intenso a empanadas, que invitaba el festejo del invierno.
En los puestos, el pelo de alpaca y la lana de oveja teñida impregnaban de colores nuestros ojos asombrados de luz. Tapices deliciosos, carteras burbujeantes de vida, puyos ancestrales que arrullan y cobijan, medias tejidas por manos diestras, abrigos de liviandad estelar, modernos aguayos donde asoman las flores del Altiplano...
Los comerciantes de especias ofrecen comino, pimentón, ají amarillo, ají colorado. Y todos los aromas se conjugan en uno solo, que alienta a la alegría de vivir.
En un comedor sencillo y abierto, saboreamos tamales y humitas del lugar, mientras una paloma nos ofrece su espectáculo gratis de acrobacias aladas.
Mientras voy a lavarme las manos, camino los pasillos, y escucho el bullicio pleno
de colores del pueblo. “--¿Me prestás un huevo?--”pide una joven y grácil cocinera a su compañera del puesto vecino.
Así es Salta. Vecina, prójima solidaria, soporte oculto de la Patria Viviente.
Emma Violeta Chauvy
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