Las mujeres de la postguerra somos
especiales.
Cocó Chanel, Golda Meir, Indira
Ghandi, nos inspiraron.
Hemos soltado la actitud de sumisión
al macho y nos hemos hecho fuertes.
Pero también nos hemos “pasado de
rosca”.
Hemos aprendido a manejar el taladro,
a discutir mano a mano con los albañiles y a poner límites en la familia. A
manejar taxis. A dirigir
colegios.
Ante la pasividad emocional masculina
hemos actuado el rol de Mujer Maravilla y de Mujer Pulpo
también.
Y nuestro gran error ha sido
rivalizar y competir con los hombres. Dominarlos sutilmente y manipularlos.
Cuesta mucho ver esas sombras, no nos gusta hacerlo. Muchas veces las negamos
infantilmente.
Nos ha faltado humildad ante la inteligencia
de nuestros pares y ante su forma de ser eminentemente
práctica.
Y los hombres también han
errado.
Descalifican y no consideran nuestra
inteligencia sensible e intuitiva. Y nos han negado nuestro rol. La mujer
tranquila, contenedora, sabia.
Y todo se ha enkilombado.
Y las mujeres nos hemos vuelto
mandonas y quejosas ante la pasividad de los hombres y ustedes han perdido su
cortesía, su capacidad de ser a la vez románticos y decididos. Se han metido en
un mundo de mutismo interior. Confusos, perdidos. A veces verborrágicos en una
inútil histeria casi femenina.
El desafío es que hombres y mujeres
nos reconozcamos en un diálogo donde la pasividad y la acción conversen entre sí
y se hagan carne en cada ser humanos.
Donde nos escuchemos desde corazones
abiertos al otro. Y lo consideremos y lo valoremos.
Y hagamos pequeños, pequeños ajustes
en nuestro interior. Para después readaptarnos en luz y conciencia unos a
otros.
Coincido con tus claros conceptos , amiga . Bendiciones , paz y amor . Dany.
ResponderEliminarjaja lindo.. besos madre del 3... alta foto..!!
ResponderEliminarGracias a Dany y el ¿3° hijo anónimo?
ResponderEliminarMe dijeron que había otros comentarios, pero no han salido a la luz...que pena, hace bien el feed back. Gracias igual!!!