02/05/13
De otra galaxia
Esta, con el don de la pintura.
Aquel, de la música. Este otro, eximio fotógrafo. Aquel de allá, arquitecto de
mundos de hadas. La de más acá, escritora. La otra, cocinera de cuchara de oro. Aquí cerca, una diseñadora. Astrólogos,
poetas… todos cultivando nuestro don como podemos, a los ponchazos.
Todos, con desafíos de relación. En
la pareja, en la familia, en la sociedad. Casi ermitaños.
Con dificultades para encontrar el
lugar justo para desenvolvernos.
Hijos de padres rudos, que nos
dieron rumbos y mandatos rígidos, y casi sin aire bajo las alas para volar.
Crecimos como bonsáis. Retorcidos,
robustos, fuertes. Sumamente flexibles, para adaptarnos a las condiciones
adversas de nuestros respectivos mundos sociales.
Con los 30.000 desaparecidos, se
fueron los más audaces, los que nos abrían el camino. Los que quedaron,
tuvieron miedo. Algunos se encerraron en sus cuevas, otros se mimetizaron con
el sistema.
Nosotros, ejercitamos nuestra cuota
de rebeldía diaria en trabajos creativos, en nuestro medio laboral.
Todos, absolutamente todos, hemos
recibido muchos palos. Y nos crecieron corazas duras de romper. Y las corazas
se rompen por dentro…ahora que estamos más mansos y vulnerables, tenemos miedo
de mostrar nuestro interior, tan magnífico, tan lleno de amor, ideas y sueños.
Y sí, somos mansos y pacíficos.
Hasta cuando luchamos, somos delicados. Nos dejamos ganar, muchas veces, para
que el otro no se resienta.
De vez en cuando, cuando nos
encontramos dos o tres de la generación nacida alrededor de los sesenta, nos
preguntamos unos a otros si venimos de otra galaxia. Y no tenemos respuestas.
Pero sabemos, que aquí y ahora nos
sostiene la Pacha Mama. La valoramos, y ella nos ama.
Y sabemos que hoy, hoy, hoy…somos
Humanos Divinos.
Saludos de un árbol retorcido como Quewiñas ... muy bueno e impecable texto
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