19/12/10
El silencio
Avanza con paso lento y constante en mi vida, para luego sentarse a conversar en una mesa amena con los míos.
Atrapa tacuaritas, sonrisas, grillos, lunas, gatos compañeros y lluvias mansas. Los mistura con calma y amor, y alumbra, armonioso, la paz interior.
El silencio sucede misteriosamente cuando elegimos caminos interiores. Es menester soltar multitudes vocingleras, resentimientos que huelen a humedades añejas, luces que encandilan y ciegan.
Es un fuego abrasador que consume tristezas inútiles, soberbias fatuas, actitudes necias.
Las soledades se pueblan de ángeles discretos, y se vuelven cotidianas y saludables.
Y, en oscuridades iluminadas, el silencio estalla en gotas sonoras de piedad resucitada.
Emma Violeta Chauvy